miércoles, 26 de noviembre de 2008

El ojo Dimartino

De una cosa estoy segura: Desde pequeña a mi todo me ocupa y me preocupa. Que si la crisis mundial, que si se perdió una isla en el golfo de México, que si Blondie se escapa cada dos por tres, que si la uña de gato va creciendo bien...

La cosa conmigo es preocuparme por todo sea persona, animal, cosa o quimera, el chiste es que esa es mi naturaleza. Lo malo de todo este asunto es que mi cuerpo decidió que no más, por lo menos en esta temporada. El lunes hizo patente su descontento llenándose de ronchas enormes y que me producían una enorme comezón. Realmente no me importarías si no fuera porque tuve que pararme en medio de la madrugada y ponerme algo porque ya no soportaba más, parecía perro pulgoso, de veras que si!!!

Las ronchas que me salieron en el cuerpo no me apuraba demasiado, en mi son casi normales, la cosa es que me salió una horrible cerca del ojo y parecía el maestro de Daria cuando se enojaba (bendito Mr. Dimartino era tan cómico).



Finalmente fui al dermatólogo y me dijo que no era más que stress y que de preferencia tomara unas vacaciones y me relajara jajajaja yo no conozco esos conceptos por dios!!! No más me causó más stress pero con los medicamentos que me dió que quedé "normal": Tomo uno que me acelera y en las mañanas me cae de perlas, en la noche no me deja dormir, pero para eso tomo las de dormir con las que caigo como muerta y como en la mañana no me puedo levantar, ya con las otras se compensa.

El chiste ahora es dejar de preocuparme por la isla perdida (mis diputados la van a buscar quesque en un barco de la UNAM pero más bien creo que desde Cancún van a dirigir las maniobras), por la crisis mundial (en Holanda ya están haciendo galletitas de grasita humana para el tercer mundo y ya con eso nos mantenemos total hay mucho gordo en este planeta), por los escapes del Blondie (dice Rosa Celia que si se pierde mejor así no lo tiene que cuidar) y por el crecimiento de la uña de gato (que por cierto va muy bien, ya le salieron hojas nuevas).

Lo malo es que hay TANTAS cosas de las cuales preocuparse... que me preocupa no poder decidirme

lunes, 17 de noviembre de 2008

La muerte del lambucio

El lambucio nació un día de agosto hace tres años. No tenía un pelo de tonto... ni de inteligente porque para acabar pronto no tenía pelo. Era un xoloescuintle y su nombre era Titus.

Titus, como dije antes, nació un día de agosto hace tres años. Debamos admitir que fue un perro afortunado. La primera vuelta de su vida lo llevó a la mía un mes antes de nacer y la segunda fue haber encontrado una dueña que lo quizo como un hijo. Claro que TItus se lo ganó poquito a poco. A Karina se la ganó desde el primer día, fue amor a primera vista, pero a su mamá se la tuvo que ganar a lo largo de los meses ya que se resistía a tener otra mascota.

Mucha gente lo veía y le hacía el fuchi por pelón y por feo (ahí están los vecinitos y los del kinder) y al final terminaron siendo los más preocupados por su bienestar (exceptuando a su familia inmediata).

Era el que sabía antes que nadie cuando llegaban las visitas aún antes de que tocarán el timbre y también sabía si era gente que le caía mal o bien. A mi me olía desde dos cuadras antes de que llegara o sea que rara vez podía caer de sorpresa y cuando me iba ponía su carita de tristeza.

Pasó varios periodos vacacionales conmigo, al final de los cuales terminaba todo arañado, "pambaceado" (lleno de polvo como pambazo de Veracruz), hirviendo en pulgas pero feliz de haber pasado unos días siendo perro y aún más feliz de regresar a su casa con su dueña.

Le encantaba que lo estuvieran acariciando detrás de las orejas y para ese fin se acostaba en el regazo del que se dejara mientras veía la televisión (si, le guataba ver tele pero más ladrarle a los niños del kinder).

El 11 de octubre Titus murió. Las circunstancias no importan, lo que importa es el vacío que nos dejó. Lo vamos a extrañar y mucho.



Titus Norberto Sotomayor Victoria

Tanto tiempo!!!

Entre una y otra cosa me había dejado olvidado el blog. Dice una poesía Es que el ingrato corazón olvida. Y si, me confieso culpable de haber pasado un mes sin escribir nada. Primero que las vacaciones, luego vino muertos y por último el fallecimiento del famoso lambucio (al que extrañaremos enormemente aunque se haya comido los brownies). Pero prometo a mi audencia (de dos persona) que retomaré mis actividades y me pondré productiva. Bueno, si no productiva por lo menos activa.

Aunque pensándolo bien, se acerca el maratón Guadalupe Reyes y bueno, quien sabe, en una de esas me vuelvo a perder