sábado, 14 de marzo de 2009

Tiene Buenos Aires que se yo

No se si uno o varios jardines prohibidos, pero tiene muchísimas cosas que ver Incluso cuando pienso que es una ciudad sin personalidad e impersonal, no se puede negar la belleza de sus calles, jardines y plazas. 

Si no fuera por el clima con complejos tropicales, la gente hablando un español incomprensible y sus calles de geometría inglesa, me figuraría caminando por alguna calle de París sin nada mejor que hacer que vivir y dejar vivir a los demás. Claro que eso no fue lo que hice en París cuando estuve ahí pero bueno, esa es otra historia

Buenos aires es uno de esos lugares raros a los que hay que ir una vez en la vida. No solo es que el agua del WC se vaya para el otro lado o porque se te pierda el norte de pronto, es ver a gente que vive de una manera y piensa de otra, o ver correr a los trenes llevando a la gente al trabajo y escuchar al tipo del arpa o al del violín tratando de ganarle al ruido incesante que hacen al correr sobre los rieles. Es caminar por sus parques inmensos con sendas de grava y sus arboles tumultuosos que se rumoran secretos de los años vividos.

Nada parece normal aquí, ni siquiera los ruidos conocidos porque suenan distinto. El pasar de los autos, los buses, el sonido de la escoba en la habitación de al lado amenazando con llegar aquí, las conversaciones de los vecinos, el río de aguas oscuras. Será porque en el orden de mis olvidados conocimientos estoy viendo de cabeza al mundo que todo me parece diferente y raro y hasta un poco estúpido en esta ciudad sin personalidad.



martes, 3 de marzo de 2009

Fidias

Desde hace varios años, cuando llego del trabajo, Fidias y Tita me esperan junto a la puerta de la terraza para contarme su día y recordarme que la vida seguía su curso sin más novedades que la de vivir.

Hace días que Fidias ha estado ausente de las diarias bienvenidas y para mi ha sido la hora de recordar que ha vivido muchos años y muchos días, que el tiempo ha pasado y que quizás ha llegado su momento.

Hoy me despedí de él, aun cuando tengo la esperanza de verlo por un par de años más. Lo hice porque a veces las esperanzas no son más que sueños vanos y porque no se si mañana estará ahí para decirle que aunque lo voy a extrañar deseo que le vaya bien en su viaje próximo, que me perdone los olvidos y las tristezas y que recordaré con gusto su compañía constante y siempre fiel.

Recuerdo que cuando era cachorro y lo llevaron a la casa junto con sus hermanos yo tenía que escoger un par y estaba decidida a quedarme con Nana (su hermana que se fue antes de tiempo) y su hermano porque eran del mismo color. Pero creo que sabía que lo iba a necesitar, fue a mi estudio y se hizo del baño ahí dentro, y fue cuando dije este se queda.

Fue destructor como todo cachorro, pero muy cariñoso y quiero creer que muy querido a pesar de sus constantes ataques en contra del bote de basura, los zapatos y la ropa.

Ha sido y es un buen compañero, a veces cuando dormíamos en las hamacas iba a poner su hocico en nuestro regazo y nos lamía la mano, mientras velaba nuestros sueños en las cálidas tardes de verano.

Lástima que Bruno no lo conoció cuando era ágil y fuerte y todavía podía cazar tlacuaches junto con Naná y los traían a la casa. Bueno que no era lo único, también traían ratas, pájaros y demás bicharajos. Lo bueno es que Bruno lo conoció sereno, cariñoso y amable, ideal para un niño pequeño como él. Me apena que después no lo recordará y le contaremos historias sobre el perro que le lamía la cara y al que le daba de comer con la mano.

Fidiecito no te detengas más de lo necesario si ya te tienes que ir, ve con tu padre, tu madre, tus hermanos que se fueron antes que tu. Espero que hayas tenido una buena vida y sabes que cariño siempre tuviste mucho.

Ya lo extraño y eso que aun no se va. Voy a extrañar el sonido de sus pasos en la terraza y su extraño juego de salir por una puerta y entrar por otra. Lo voy a extrañar todito.