No sé si es una ciencia exacta, pero si extraordinariamente
útil y eficiente. Para ejercerla se
necesita talento y maña, cosa que no todo mundo tiene pues no entiende las
minúsculas sutilezas que esta ciencia en particular implica.
Sí,
al salir procuró apagar las luces y dar apariencias de que no dejaba nada en el
interior. Ni la verdad, ni la persona,
ni el alma sujeta en alfileres invisibles; ella no dejaba nada, más que sus
mentiras mal construidas que sus ojos no respaldaban. Ojos con miedo a ser descubiertos y que
descubrían más que cualquier otra cosa.
Nosotros,
contemplando la lluvia en silencio. La
mentira nos negó la entrada pero nos hizo reír con su torpeza. Las gárgolas furiosas escupían agua y mojaban
nuestros píes mientras pensaba en mis botas guardadas dentro del closet,
languideciendo de aburrimiento.
El
niño corriendo con su paraguas multicolor, desafiando la furia de las gárgolas
con su paraguas multicolor y salpicando agua sin pensar en nada más. Sin malicia no profundiza en la estúpida
mentira que nos dejó en medio de la lluvia.
Se
abre la puerta de la casa antes vacía.
El telón se levanta irreverentemente dejándonos ver la inmensidad del
autoengaño (nunca fue real para mis ojos).
Él
estaba dentro, terminando de desenganchar un alma que se quedó dentro hace ya
muchos minutos.
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