Disculpen la carpintería tan elemental
Y camino bajo la luz de la luna llena, pensando. No veo nada, solo camino mirando mi sombra difusa sobre el camino que se adelanta sin remedio.
¿Esta huyendo de mi? No lo creo. Es cómplice de mis secretos y no puede irse. Está atada a mi porque me conoce y fue testigo de su desconsuelo final. No puede huir.
No puedo evitar el gozo que me produjo verla caer sobre la alfombra de verde pasto, como un árbol herido. Sus ojos veían el vacio, pues no había ya nada en ellos. Sin embargo, minutos antes había visto súplicas en ellos, rogando por un minuto más de vida y yo riendo, porque sabía que ese minuto no haría la diferencia.
No hacía falta un motivo, el placer no conoce motivos. Simplemente ella había estado ahí en el momento justo. No necesite más que un instante y un respiro. Vi su sangre empapando su ropa como un rio sin fin de agua cálida brillando bajo la luz de esa luna.
Cayó sin detenerse, sin mirar, sin respirar. Ahora está muerta, rodeada de claridad en medio de una noche eterna.
Y ahora camino, pensando, si mi sombra huye o simplemente se adelanta. Me detengo, escucho. Ella se ha ido. Alguien más vendrá. Esperaré paciente sus pasos, y desearé que se detengan. Yo los detendré.
¿Esta huyendo de mi? No lo creo. Es cómplice de mis secretos y no puede irse. Está atada a mi porque me conoce y fue testigo de su desconsuelo final. No puede huir.
No puedo evitar el gozo que me produjo verla caer sobre la alfombra de verde pasto, como un árbol herido. Sus ojos veían el vacio, pues no había ya nada en ellos. Sin embargo, minutos antes había visto súplicas en ellos, rogando por un minuto más de vida y yo riendo, porque sabía que ese minuto no haría la diferencia.
No hacía falta un motivo, el placer no conoce motivos. Simplemente ella había estado ahí en el momento justo. No necesite más que un instante y un respiro. Vi su sangre empapando su ropa como un rio sin fin de agua cálida brillando bajo la luz de esa luna.
Cayó sin detenerse, sin mirar, sin respirar. Ahora está muerta, rodeada de claridad en medio de una noche eterna.
Y ahora camino, pensando, si mi sombra huye o simplemente se adelanta. Me detengo, escucho. Ella se ha ido. Alguien más vendrá. Esperaré paciente sus pasos, y desearé que se detengan. Yo los detendré.
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