Yo se que tengo una extraña facilidad para relacionarme con gente loca. En todos sus diferentes grados.
Conozco gente loca "normal", esa que tiene sus pequeñas peculiaridades, como vestirse raro o tienen un par de calcetines para cada día de la semana.
Está también la gente loca "supera las espectativas" como esas que guardan 20 gusanos de Borneo como mascotas o están obsesionadas con algún programa de TV y lo ven religiosamente determinado día de la semana y si osas interponerte con ellos puedes terminar muy mal.
Conozco un par que si están de remate, que guardan pelo o colillas de cigarros u objetos de esa persona especial que aman con locura. No llegan al nivel de Cathy Bates en "Misery", pero personalmente creo que es que no han tenido oportunidad. Eso sí, le dejan saber a todo el mundo, incluido el objeto de su obsesión, que lo saben todos de ellos y que su amor es más inmortal que Drácula porque nada puede acabar con él (algo así como una infección resistente de hongos en los pies)
Pienso yo, sin embargo, que los más peligrosos son los que te acosan silencio. Desafortunadamente he tenido la desgracia de toparme recientemente con uno.
No mentiré, ya lo había visto antes, es solo que no le puse atención. No, no por mala persona, sino porque en general cuando salgo a la calle no le pongo atención a nadie, ya sea conocidos o desconocidos. Total que, a este chico ya lo había visto antes. Han visto la película "La mujer de Benjamím". Pues hagan de cuenta a ese tipo pero en versión adolescente. El mismo tipo de cara, grueso, con cara de menso peligroso.
Lo noté en mis salidas a correr (nada profesional, trotes recreativos nada más), se sentaba por ahí a verme caminar cuando iba a la cancha. Tiempo después lo vi en las inmediaciones de la cancha, al parecer recogiendo algo del suelo. Pensé yo, verdad, quizás algunos objetos para un proyecto de ciencias o algo así (está en edad escolar). Realmente no le di importancia.
Pero, si el gran pero llegó el día que se apersonó en la cancha. Se sentó en el borde a verme correr y luego me siguió corriendo. ¿Qué si tuve miedo? Si la verdad. Es que es como raro, pero siempre me mantuve a una distancia prudente y cuando vi que se fue no me preocupé más. Terminé mi media hora y cuando iba para casa, de pronto salió de entre los árboles al borde del parque y me preguntó la hora. Se la dí y me fui casi volando. Eso si fue correr.
domingo, 24 de agosto de 2014
Mentir es una ciencia
No sé si es una ciencia exacta, pero si extraordinariamente
útil y eficiente. Para ejercerla se
necesita talento y maña, cosa que no todo mundo tiene pues no entiende las
minúsculas sutilezas que esta ciencia en particular implica.
Sí,
al salir procuró apagar las luces y dar apariencias de que no dejaba nada en el
interior. Ni la verdad, ni la persona,
ni el alma sujeta en alfileres invisibles; ella no dejaba nada, más que sus
mentiras mal construidas que sus ojos no respaldaban. Ojos con miedo a ser descubiertos y que
descubrían más que cualquier otra cosa.
Nosotros,
contemplando la lluvia en silencio. La
mentira nos negó la entrada pero nos hizo reír con su torpeza. Las gárgolas furiosas escupían agua y mojaban
nuestros píes mientras pensaba en mis botas guardadas dentro del closet,
languideciendo de aburrimiento.
El
niño corriendo con su paraguas multicolor, desafiando la furia de las gárgolas
con su paraguas multicolor y salpicando agua sin pensar en nada más. Sin malicia no profundiza en la estúpida
mentira que nos dejó en medio de la lluvia.
Se
abre la puerta de la casa antes vacía.
El telón se levanta irreverentemente dejándonos ver la inmensidad del
autoengaño (nunca fue real para mis ojos).
Él
estaba dentro, terminando de desenganchar un alma que se quedó dentro hace ya
muchos minutos.
viernes, 10 de junio de 2011
Devolución
Sus manos eran pequeñas y delicadas. Estaban detenidas en un tiempo sin movimiento, recostadas como flores caídas del árbol sobre el pavimento. Su pelo se movía mientras al llamas lo convertían en cenizas.
Luego su piel, su piel blanca, invadida de pronto por el fuego que la sorprendía, laquemaba y la mostraba en su estado más rudimentario. Se chamuscaba y caía en trozos dejando al descubierto sus hueso pequeños.
Los huesos ahora arden solos, consumiéndose en una llama casi eterna, que no para. Purificados, bellos, elevados.
Dónde estás?? Etérea belleza desaparecida. Devuelta a tu creador por mi.
lunes, 1 de noviembre de 2010
A ti
A ti al que escribo
al que lee escondido entre otros miles que leen.
A ti te escribo porque quiero que sepas
que se que existes y que vives
que quizás sueñas aunque no sea conmigo
Si vinieras a este mundo te perdería para siempre
porque tus ojos cerrarías y tu sonrisa borrarías.
A ti te pido, deja de rondar mis sueños y mi mente
mira a otro lado, más no al frente
no quiero encontrarte nuevamente
Es a ti al que escribo
de mirada triste, de mirar sombrío
no dejes que te alcance, no me llames
no me arrojes al vacío
No lo entiendes, ni lo intentes
déjame salir corriendo, no es huir
es salvarse en el intento de solo seguir viviendo
al que lee escondido entre otros miles que leen.
A ti te escribo porque quiero que sepas
que se que existes y que vives
que quizás sueñas aunque no sea conmigo
Si vinieras a este mundo te perdería para siempre
porque tus ojos cerrarías y tu sonrisa borrarías.
A ti te pido, deja de rondar mis sueños y mi mente
mira a otro lado, más no al frente
no quiero encontrarte nuevamente
Es a ti al que escribo
de mirada triste, de mirar sombrío
no dejes que te alcance, no me llames
no me arrojes al vacío
No lo entiendes, ni lo intentes
déjame salir corriendo, no es huir
es salvarse en el intento de solo seguir viviendo
jueves, 27 de mayo de 2010
Suerte
Está bien que uno se multitasking, pero a veces abusan de uno. No hay derecho ni necesidad. Con calma y nos amanecemos como decía mi profe (claro, nos mantenía dibujando hasta las 3 am, eso si, con mucha calma), total hay más tiempo que vida.
Se dio el caso que hoy tuve que hacer muchas cosas al mismo tiempo. Hice dos cheques mientras hablaba por teléfono y checaba los saldos de dos cuentas distintas, mientras anotaba cuantos tornillos tenía que comprar para colocar los closets. Aparte contestaba los mensajes del messenger (eso si no era un deber, era un gusto personal) con más que simples emoticones, bueno, eso es porque no me se las abreviaturas para ponerlos jajajajaja
En fin, estaba a tres segundo de colapsar mis nervios, cuando llegan a recoger un material. Hay que hacer la nota, pero el teléfono sigue sonando (Ya voy, ya voy. Bueno, no aquí no vive está equivocado), no aparece el traspaso que se hizo a la cuenta (Dios!! QUe no me haya equivocado por caridad!!!), investigo cuanto se debe de teléfono (Nada, ya pagamos desde el lunes) y por último, te vas a surtirle el material al camión.
Qué!!!??? Yo por qué??? No hay derecho!! No quiero ir!! Hace mucho calor!!! Y además todavía tengo que pasar al banco?? Ay no, me niego. Pero no hay de otra, así que me preparo psicológicamente para una tarde que no parece nada encantadora. Pero no cabe duda que dios cuida de sus animalitos (también a sus animalotes) y ta-chan!! No hay tráfico, por lo menos no demasiado. Llego rápido y hasta encuentro estacionamiento.
EL bajón vino en lasdos horas que tardé entregando el material. Buuuuu y pa' colmo no me dio tiempo de ir al banco. BUeno, ni modo, que hacerle. Me preparo para volver al trabajo, me reportó y escucho: Mañana nos vemos,
Salí temprano de trabajar!! QUé suerte!!
Se dio el caso que hoy tuve que hacer muchas cosas al mismo tiempo. Hice dos cheques mientras hablaba por teléfono y checaba los saldos de dos cuentas distintas, mientras anotaba cuantos tornillos tenía que comprar para colocar los closets. Aparte contestaba los mensajes del messenger (eso si no era un deber, era un gusto personal) con más que simples emoticones, bueno, eso es porque no me se las abreviaturas para ponerlos jajajajaja
En fin, estaba a tres segundo de colapsar mis nervios, cuando llegan a recoger un material. Hay que hacer la nota, pero el teléfono sigue sonando (Ya voy, ya voy. Bueno, no aquí no vive está equivocado), no aparece el traspaso que se hizo a la cuenta (Dios!! QUe no me haya equivocado por caridad!!!), investigo cuanto se debe de teléfono (Nada, ya pagamos desde el lunes) y por último, te vas a surtirle el material al camión.
Qué!!!??? Yo por qué??? No hay derecho!! No quiero ir!! Hace mucho calor!!! Y además todavía tengo que pasar al banco?? Ay no, me niego. Pero no hay de otra, así que me preparo psicológicamente para una tarde que no parece nada encantadora. Pero no cabe duda que dios cuida de sus animalitos (también a sus animalotes) y ta-chan!! No hay tráfico, por lo menos no demasiado. Llego rápido y hasta encuentro estacionamiento.
EL bajón vino en lasdos horas que tardé entregando el material. Buuuuu y pa' colmo no me dio tiempo de ir al banco. BUeno, ni modo, que hacerle. Me preparo para volver al trabajo, me reportó y escucho: Mañana nos vemos,
Salí temprano de trabajar!! QUé suerte!!
miércoles, 10 de febrero de 2010
El desagravio parte 7
Estaba lloviznando desde hacía rato. Salí corriendo a saltitos de la tienda para no caer en todos los charcos de la calle. Igual metí los pies en los ríos que se hacen en las cunetas solo para probar las botas de goma que me habían regalado mis primos. Resulta que fueron un éxito y mis pies seguían secos a pesar de todo. Tenía que dar la vuelta y subir por una calle empedrada y que parecía haber resistido todos los intentos por pavimentarla. Era la única que quedaba por ahí.
Aún cuando yo pasaba muy seguido por esa calle, porque era el camino más corto a mi casa, jamás había visto salir a nadie de una casa con un enorme portón de rejas negras que estaba ahí. Era obvio que alguien vivía en esa casa, digo, las luces se encendían por las noches, además una vez que le dije a mi mamá que estaba convencido de que la casa estaba embrujada me dijo muy cariñosamente que dejara de decir tonterías. Muy seria me dijo que ahí vivía una señora ya mayor con su ahijada y que cuando la viera la saludara con propiedad.
Ya me imaginaba yo el par de viejas que vivirían ahí, como de cien años cada una y más agrias que un limón verde. Claro que las iba a saludar, porque si no lo hacía y la queja llegaba a mi madre, me esperaba una buena en casa. La ciudad era lo suficientemente grande como para que la gente pudiera ignorarse con comodidad y aún así yo había perdido el derecho de ignorar a esas mujeres por andar haciendo comentarios que a mi madre le parecieron absurdos pero que para mi, en ese entonces, eran más que reales.
Así las cosas, de pronto y sin esperarlo, parado en medio de la llovizna con una bolsa de pan en la mano, vi salir a una niña envuelta en un abrigo rojo. El pelo era oscuro y algo rizado. Estaba demasiado blanca, casi brillaba parada junto a la reja. Realmente no podía quitarle la vista de encima, no podía creer que a plena luz del día hubiera un fantasma acechando mis andanzas infantiles. Quise correr y las piernas no me respondieron, lo cual visto desde lejos, fue una suerte.
PAra cuando el susto me pasó, ella había subido a un taxi parado en la entrada junto a una persona que en realidad no distinguí y se fueron dejándome todo atontado, sin resuello y sin más pensamiento que volverla a ver.
Aún cuando yo pasaba muy seguido por esa calle, porque era el camino más corto a mi casa, jamás había visto salir a nadie de una casa con un enorme portón de rejas negras que estaba ahí. Era obvio que alguien vivía en esa casa, digo, las luces se encendían por las noches, además una vez que le dije a mi mamá que estaba convencido de que la casa estaba embrujada me dijo muy cariñosamente que dejara de decir tonterías. Muy seria me dijo que ahí vivía una señora ya mayor con su ahijada y que cuando la viera la saludara con propiedad.
Ya me imaginaba yo el par de viejas que vivirían ahí, como de cien años cada una y más agrias que un limón verde. Claro que las iba a saludar, porque si no lo hacía y la queja llegaba a mi madre, me esperaba una buena en casa. La ciudad era lo suficientemente grande como para que la gente pudiera ignorarse con comodidad y aún así yo había perdido el derecho de ignorar a esas mujeres por andar haciendo comentarios que a mi madre le parecieron absurdos pero que para mi, en ese entonces, eran más que reales.
Así las cosas, de pronto y sin esperarlo, parado en medio de la llovizna con una bolsa de pan en la mano, vi salir a una niña envuelta en un abrigo rojo. El pelo era oscuro y algo rizado. Estaba demasiado blanca, casi brillaba parada junto a la reja. Realmente no podía quitarle la vista de encima, no podía creer que a plena luz del día hubiera un fantasma acechando mis andanzas infantiles. Quise correr y las piernas no me respondieron, lo cual visto desde lejos, fue una suerte.
PAra cuando el susto me pasó, ella había subido a un taxi parado en la entrada junto a una persona que en realidad no distinguí y se fueron dejándome todo atontado, sin resuello y sin más pensamiento que volverla a ver.
martes, 9 de febrero de 2010
El desagravio parte 6
Necesito un libro. Es así de simple. Pocas cosas extraño como el aroma de un libro nuevo o de un libro llevado y traido con cariño. Siento que llevo mucho tiempo aquí, dejando a mi mente libre de pensar lo que quiera y a veces toma rumbos insospechados. Un libro le da cauce, le da ideas, le da hogar a una mente errante.
ADemás él no ayuda, me molesta, me incordia, es como una piedra en el zapato, si acaso pudiera llevar zapatos aquí. ADmito que a veces me divierte, pero no necesito que esté aquí, preferiría un libro mil veces.
Quiere decirme algo, pero no lo he dejado, no creo que me interese nada de lo que pueda decir si ya ha demostrado que nada interesante puede aportar. Ha dejado de insistir, pero sospecho que es temporal, dice que es importante, a saber que considera él importante. Realmente tengo dudas sobre sus prioridades.
Sospecho, además, que estoy recordando cosas en las que no había pensado hace años, como mi infancia. La verdad no creo que hubiera nada bueno en recordar una niñez solitaria, sin amigos ni hermanos, encerrada en esa casa que sofocaba solo con verla. Vivir ahí era un verdadero tormento de puertas cerradas, de secretos inmemoriales, de polvo, donde hasta la luz era tímida. Recuerdo las largas tardes de verano en que me moría de calor dentro de la sala aprendiendo a bordar, mientras afuera se escuchaban algunas risas lejanas que yo no podía compartir. Bueno, ni mascota pude tener porque la tía Leandra las odiaba. Ni bien tuve oportunidad salí de ahí y procuré no volver más que cuando no tenía otro remedio.
No quiero recordar eso, de verdad que no, por eso me urge un libro que me lleve a otros mundos conocidos o desconocidos. Necesito otra historia, porque esta en la que estoy no tiene ni pies ni cabeza, y lo que es peor, creo que no tiene fin.
El sujeto insiste, dice que tiene que decirme algo muy importante, se está poniendo realmente pesado. Está bien, lo dejaré hablar, que diga lo que tiene que decir y espero que entonces me deje en paz.
ADemás él no ayuda, me molesta, me incordia, es como una piedra en el zapato, si acaso pudiera llevar zapatos aquí. ADmito que a veces me divierte, pero no necesito que esté aquí, preferiría un libro mil veces.
Quiere decirme algo, pero no lo he dejado, no creo que me interese nada de lo que pueda decir si ya ha demostrado que nada interesante puede aportar. Ha dejado de insistir, pero sospecho que es temporal, dice que es importante, a saber que considera él importante. Realmente tengo dudas sobre sus prioridades.
Sospecho, además, que estoy recordando cosas en las que no había pensado hace años, como mi infancia. La verdad no creo que hubiera nada bueno en recordar una niñez solitaria, sin amigos ni hermanos, encerrada en esa casa que sofocaba solo con verla. Vivir ahí era un verdadero tormento de puertas cerradas, de secretos inmemoriales, de polvo, donde hasta la luz era tímida. Recuerdo las largas tardes de verano en que me moría de calor dentro de la sala aprendiendo a bordar, mientras afuera se escuchaban algunas risas lejanas que yo no podía compartir. Bueno, ni mascota pude tener porque la tía Leandra las odiaba. Ni bien tuve oportunidad salí de ahí y procuré no volver más que cuando no tenía otro remedio.
No quiero recordar eso, de verdad que no, por eso me urge un libro que me lleve a otros mundos conocidos o desconocidos. Necesito otra historia, porque esta en la que estoy no tiene ni pies ni cabeza, y lo que es peor, creo que no tiene fin.
El sujeto insiste, dice que tiene que decirme algo muy importante, se está poniendo realmente pesado. Está bien, lo dejaré hablar, que diga lo que tiene que decir y espero que entonces me deje en paz.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)